02 – Vivir el paralelismo
Video de 1 minuto y 1 segundo grabado en julio de 2012 durante un trayecto en el Bamboo Train que conecta las localidades de O Dambong y O Sra Lov, en la región de Battambang, al oeste de Camboya.
En el plano, dos rectas paralelas nunca se encuentran; en la esfera, tampoco, pese a no ser infinitas. Un viaje en tren a lo largo de un tramo rectilíneo permite vivir y vislumbrar la veracidad de ambas afirmaciones. Sin embargo, debido a la aparente disminución del tamaño de las cosas con la distancia, el paralelismo de los raíles resulta invisible. Vemos esas dos paralelas reunirse en un punto que se diría situado en el infinito, pero que se halla en nuestro horizonte visual.
De ahí que ambas paralelas, que forman un ángulo nulo, aparentemente converjan formando un ángulo positivo. Si nos agachásemos lo suficiente, el ángulo con el que veríamos esas paralelas llegaría a ser plano; si lo contemplamos desde el cénit, se cierra y se hace nulo. La posición de nuestros ojos determina tanto su posición como su amplitud.
Manteniéndonos quietos, el paralelismo de las vías tiene como consecuencia la constancia del ángulo con el que las vemos y la quietud del vértice virtual donde aparentemente concurren.
Al cabo de un rato contemplándolo, nos damos cuenta de que es nuestra mirada la que lo ha creado y de que nunca lo alcanzaremos.